Archivo de julio de 2025

Génesis 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67

Sara vivió ciento veintisiete años y murió en Quiryat-Arbá, hoy Hebrón, en el país de Canaán, y Abraham lloró e hizo duelo por ella. Cuando terminó su duelo, Abraham se levantó y dijo a los hititas: “Yo soy un simple forastero que reside entre ustedes. Denme en propiedad un sepulcro en su tierra para enterrar a mi esposa”. Y Abraham sepultó a Sara en la cueva del campo de Makpelá, que está frente a Mambré, es decir, Hebrón, en Canaán.

Abraham era ya muy anciano y el Señor lo había bendecido en todo.

Abraham dijo al criado más viejo de su casa, que era mayordomo de todas sus posesiones: “Pon tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás por esposa para mi hijo a una mujer de los cananeos, con los que vivo, sino que irás a mi tierra a buscar, entre mi parentela, una mujer para mi hijo Isaac”. El criado le dijo: “Y en caso de que la mujer no quisiera venir conmigo a este país, ¿tendré que llevar a tu hijo hasta la tierra de donde saliste?”

Respondió Abraham: “No vayas a llevar allá a mi hijo. El Señor, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de mi casa paterna y de mi país, y que juró dar a mi descendencia esta tierra, él te enviará a su ángel para que puedas tomar de allá una mujer para mi hijo. Y si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este juramento. Pero, por ningún motivo lleves allá a mi hijo”.

[El criado fue a la tierra de Abraham y volvió con Rebeca, hija de Betuel, pariente de Abraham].

Isaac acababa de regresar del pozo de Lajay-Roí, pues vivía en las tierras del sur. Una tarde Isaac andaba paseando por el campo, y al levantar la vista, vio venir unos camellos. Cuando Rebeca lo vio, se bajó del camello y le preguntó al criado: “¿Quién es aquel hombre que viene por el campo hacia nosotros?” El criado le respondió: “Es mi señor”. Entonces ella tomó su velo y se cubrió el rostro.

El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de Sara, su madre, y la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

Dios todopoderoso y eterno, que has constituido a la santísima  Virgen María como refugio y auxilio de los pecadores , concédenos su poderosa ayuda , para que , arrepentidos  de nuestros pecados, alcancemos de tu misericordia la eterna felicidad . Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos….Amén

Las palabras de los Papas

… Se sabe por qué Tomás se opuso. Por qué no quiso aceptar la verdad de la resurrección. En esto no era diferente de los otros Apóstoles. Tenían dificultades análogas. (…) Tomás no estaba con ellos cuando vino Cristo por vez primera al Cenáculo. De ahí su reserva. Su «incredulidad». Pidió una prueba. La misiva prueba que ya habían tenido los otros. No le bastaban sus palabras e informaciones. Quería convencerse personalmente. Quería ver con los propios ojos. Quería tocar. Y obtuvo lo que pidió. Su «incredulidad» vino a ser en cierto sentido una prueba suplementaria. (…)  Precisamente porque se oponía a la noticia de la resurrección, ha contribuido indirectamente a hacer que la noticia adquiriese todavía mayor certeza. Tomás «incrédulo» se hace, en cierto modo, portavoz singular de la certeza de la resurrección. Como afirma San Gregorio Magno, «la incredulidad de Tomás nos ha sido mucho más útil respecto a la fe, que la fe de los otros discípulos. En efecto, mientras Tomás es llevado de nuevo a la fe mediante el tacto, nuestra mente se consolida en la fe con la superación de toda duda. Así el discípulo que dudó y tocó, se convierte en testigo de la realidad de la resurrección» (XL Homiliarum in Evangelia, lib. II, Homil. 26, 7; PL 76, 1201). (San Juan Pablo II – Regina Caeli, 22 de abril de 1979)

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