Archivo de la categoría ‘Palabras del Santo Padre’

La redención, la revelación, la presencia de Dios en el mundo comienza así y es siempre así. La revelación de Dios se hace en la pequeñez. Pequeñez, tanto humildad como… muchas cosas, pero en pequeñez. Los grandes se presentan como poderosos, pensemos en la tentación de Jesús en el desierto, como Satanás se presenta como poderoso, dueño del mundo entero: «Te lo daré todo, si…». En cambio, las cosas de Dios comienzan brotando de una pequeña semilla. Y Jesús habla de esta pequeñez en el Evangelio […] En una comunidad cristiana donde los fieles, los sacerdotes, los obispos, no toman este camino de la pequeñez, no hay futuro, se derrumbará. Lo hemos visto en los grandes proyectos de la historia: cristianos que intentaron imponerse, con fuerza, grandeza, conquistas… Pero el Reino de Dios germina en lo pequeño, siempre en lo pequeño, la pequeña semilla, la semilla de vida. . Pero la semilla por sí sola no puede hacerlo. Y hay otra cosa que ayuda y da fuerza: “Aquel día brotará un retoño del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. El espíritu del Señor reposará sobre él. (Santa Marta, 3 de diciembre de 2019)

Preguntémonos: ¿en qué estamos invirtiendo la vida? ¿En cosas que pasan, como el dinero, el éxito, la apariencia, el bienestar físico? De estas cosas, no nos llevaremos nada. ¿Estamos apegados a las cosas terrenas como si tuviéramos que vivir aquí para siempre? Mientras somos jóvenes y tenemos salud, todo va bien, pero cuando llega la hora de la despedida, debemos dejar todo. La Palabra de Dios hoy nos advierte: la escena de este mundo pasa. Y solamente permanecerá el amor. Por consiguiente, fundar la vida sobre la Palabra de Dios no es evadirse de la historia, es sumergirse en las realidades terrenas para hacerlas firmes, para transformarlas con el amor, imprimiéndoles el sello de la eternidad, el signo de Dios. He aquí entonces un consejo para tomar las decisiones importantes. Cuando no sé qué hacer, cómo tomar una decisión definitiva, una decisión importante, una decisión que implica el amor de Jesús, ¿qué debo hacer? Antes de decidir, imaginemos que estamos ante Jesús, como al final de la vida, ante Él que es amor. Y pensando allí, en su presencia, en el umbral de la eternidad, tomemos la decisión para el hoy. Así tenemos que decidir: siempre mirando la eternidad, mirando a Jesús. Quizá no sea la elección más fácil, la más inmediata, pero será la buena, eso es seguro (cfr. San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 187). (Ángelus, 14 de noviembre de 2021)

Su contribución a una gran misión: apoyarnos para llevar la palabra del Papa a todos los hogares

Estar despiertos y orar. El sueño interno viene siempre de dar siempre vueltas en torno a nosotros mismos, y del permanecer encerrados en nuestra propia vida con sus problemas, alegrías y dolores, pero siempre dando vueltas en torno a nosotros mismos. Y eso cansa, eso aburre, esto cierra a la esperanza. (…) “Cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque vuestra liberación está cerca” (v. 28), es la admonición del evangelio de Lucas. Se trata de levantarse y rezar, dirigiendo nuestros pensamientos y nuestro corazón a Jesús que está por llegar. Uno se levanta cuando se espera algo o a alguien. Nosotros esperamos a Jesús, queremos esperarle en oración, que está estrechamente vinculada con la vigilancia. Rezar, esperar a Jesús, abrirse a los demás, estar despiertos, no encerrados en nosotros mismos. (Ángelus, 2 de diciembre de 2018)

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