Dios nuestro, que condujiste a santa Brígida a través de los diversos caminos de la vida y le enseñaste admirablemente la sabiduría de la cruz por la contemplación de la pasión de tu hijo , concédenos que , avanzando dignamente en el llamado que nos haces, posamos buscarte en todas cosas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos…..Amén…

Dios Nuestro, que quisiste que santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu unigénito el cargo de anunciar el gozo pascual , concédenos por intercesión que, siguiendo su ejemplo, anunciemos a Cristo resucitado y merezcamos contemplarlo reinando en el cielo, Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos…..Amén…

María Magdalena quería volver a tener a su Maestro como antes, considerando la cruz como un dramático recuerdo que era preciso olvidar. Sin embargo, ya no era posible una relación meramente humana con el Resucitado. Para encontrarse con él no había que volver atrás, sino entablar una relación totalmente nueva con él: era necesario ir hacia adelante. Lo subraya san Bernardo: Jesús «nos invita a todos a esta nueva vida, a este paso… No veremos a Cristo volviendo la vista atrás» (Discurso sobre la Pascua). Es lo que aconteció a Tomás. Jesús le muestra sus heridas no para olvidar la cruz, sino para hacerla inolvidable también en el futuro. Por tanto, la mirada ya está orientada hacia el futuro. El discípulo tiene la misión de testimoniar la muerte y la resurrección de su Maestro y su vida nueva.  (Benedicto XVI – Audiencia general 11 de abril de 2007)

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